Jabón Orgánico o Natural ¿Cómo Elegir?
Los jabones orgánicos son productos cosméticos elaborados con ingredientes naturales y actúan como detergentes. Además, suelen emplearse procesos de producción artesanal para preservar las propiedades de todos los productos utilizados. Existen dos presentaciones (líquida y sólida), pero los jabones sólidos son más económicos.
Los jabones orgánicos no irritan la piel, independientemente de su presentación. Al contrario, eliminan las impurezas, hidratan y se adaptan a todo tipo de piel. Además, sus métodos de producción contribuyen al respeto por el medio ambiente.
¿Qué es el jabón?
¿Cuál es la composición del jabón tradicional?
El jabón se obtiene mediante una reacción química: la saponificación.
Cuando una sustancia aceitosa (aceite vegetal o grasa animal) entra en contacto con una base (también llamada álcali), se separa y se transforma en jabón y glicerina. La glicerina es un ingrediente activo hidratante ampliamente utilizado en cosmética por sus beneficios para la piel.
Breve historia del jabón
Los jabones no son nuevos. De hecho, en el año 2000 a. C., los sumerios usaban una pasta hecha de aceite de arcilla y ceniza para lavarse. Sin embargo, el jabón de Alepo se originó en la ciudad del mismo nombre hace 3500 años. Es uno de los jabones más emblemáticos, elaborado con aceite de oliva y frutos de laurel.
El jabón de Marsella se desarrolló en el siglo IX. Y en el siglo XIX, permitió la producción industrial de jabón. Lamentablemente, habrá que esperar al siglo XX para que se utilice sosa cáustica.
El regreso, durante mucho tiempo postergado, a productos más naturales para los geles de ducha impulsa el interés de los consumidores por jabones naturales y orgánicos que contengan ingredientes activos naturales que respeten la piel y el medio ambiente.
Características y beneficios del jabón
El jabón puede difuminar el agua en la piel gracias a su composición química. Esto aumenta su poder humectante y, por lo tanto, la limpieza de la piel. La formación de espuma en el agua y el jabón refuerza este poder limpiador.
El jabón natural suaviza la piel.
Los jabones ricos en glicerina y aceites vegetales como el de oliva, coco, sésamo, caléndula o argán ayudan a prevenir la sequedad de la piel y a retener la hidratación. Además, pueden estar enriquecidos con ingredientes activos suavizantes: leche de burra, miel y karité, lo que permite prescindir de la leche hidratante después de la ducha.
El jabón natural exfolia suavemente.
Los jabones enriquecidos con cáscara de argán o ácidos frutales, que mantienen la elasticidad y el equilibrio natural de la piel, también eliminan las células muertas acumuladas en la superficie. Este jabón es ideal para refinar la textura de la piel y limpiarla de impurezas.
Diferentes métodos para hacer jabón
Puedes hacer jabón de diferentes maneras.
Jabones industriales
La saponificación industrial se realiza a altas temperaturas (unos 100 °C). Se utilizan ingredientes oleosos de bajo coste, como grasa o aceite de palma. Normalmente, la glicerina se enjuaga, se recupera y se revende. Algunos fabricantes de jabón industrial utilizan escamas de jabón a las que añaden aditivos. La mezcla finalmente se amasa en una máquina, convirtiéndose en pastillas de jabón.
Jabones saponificados en caliente
Para la saponificación en caliente, se mezclan aceites vegetales y sosa hirviendo. Tras enjuagar el exceso de sosa, se pueden añadir a la pasta de jabón ingredientes activos hidratantes o exfoliantes, ingredientes oleosos o perfumes. El jabón se vierte en moldes y se deja secar.
Jabones saponificados en frío
La saponificación en frío se lleva a cabo en jabonerías tradicionales. Se mezcla aceite vegetal y sosa a baja temperatura (máximo 40°). Por lo tanto, los materiales vegetales conservan sus propiedades intactas. La glicerina no se separa y permanece en el núcleo de los jabones que enriquece. Los jabones resultantes requieren un tiempo de secado de varios meses. Además, al contener muchas sustancias grasas, tienden a agriarse con mayor facilidad.
¿Qué jabón elegir?
Jabón frío para pieles grasas o con problemas
El jabón frío, rico en aceites vegetales y glicerina, es ideal para pieles grasas o con imperfecciones. Al estar menos agredida, la piel produce menos sebo. Para pequeñas molestias, se pueden añadir a los jabones aceites esenciales purificantes como el de árbol de té o salvia esclarea. Además, se pueden usar extractos de bardana, pensamiento silvestre o ortiga para una piel limpia y sana.
Jabones neutros sin aceites esenciales para bebés o pieles reactivas
La delicada piel de los bebés y la piel sensible requieren fórmulas con un pH neutro o ligeramente ácido que se ajuste al de la piel . Para limpiar la piel sin dañarla, es necesario eliminar algunas sustancias de estos jabones: perfume (aceites esenciales alergénicos o fragancias sintéticas), parabenos o colorantes.
Jabones a base de aceite ricos en omega-3 y omega-6 para pieles secas y maduras
Para las pieles secas o maduras a las que en ocasiones les falta suavidad, nada mejor que un jabón enriquecido con ácidos grasos esenciales como el aceite de argán y el aceite de jojoba que regeneran, hidratan y fortalecen la piel.
Jabón negro
Tesoro del Magreb, el jabón negro se ha utilizado durante siglos en el hammam por sus propiedades hidratantes y exfoliantes. Su color negro se debe a la saponificación del aceite y las aceitunas negras trituradas. Está elaborado con potasa, lo que le confiere su textura suave. Tras aplicarlo sobre la piel, exfoliar el cuerpo con un guante de luffa.
Jabón de leche de burra
La leche de burra fresca y orgánica es rica en vitaminas y omega-3 y 6. Nutre, hidrata y suaviza todo tipo de piel, incluso las más sensibles. El jabón enriquecido con leche de burra mantiene la suavidad y elasticidad de la piel. Puede perfumarse delicadamente con aceite esencial de rosa, verbena o lavanda, con propiedades relajantes o calmantes.